“Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo”. (Juan 9:5).
Cuando yo era pequeño, recuerdo que mi pastor dijo: “Si Dios te llama a ser misionero, no te conformes con ser presidente de tu país”. Esa frase es totalmente cierta, pero lo contrario también lo es. ¡Si Dios te llama a ser presidente de tu país, no te conformes con ser misionero!.
Como cristianos, debemos comprender que Dios nos llama a influir cada área de la cultura y redimirla. El llamado más elevado para un cristiano no es convertirse en pastor o misionero. Nuestro llamado más elevado es amar a Dios con todo nuestro corazón y servir a nuestros semejantes desde cualquier ocupación que Dios nos haya dado.
Hay jóvenes nazareos que son llamados por Dios para ser las próximas estrellas de cine, músicos, artistas, reporteros, ejecutivos y líderes políticos. Somos llamados a redimir las “puertas de autoridad” de nuestra cultura, no a señalarlas con el dedo y huir de ellas. Es hora de que nos responsabilicemos por haber abdicado de la autoridad que Dios nos ha dado en esas áreas. Es hora de que seamos luz de este mundo para la gloria de Dios.
Oración intercesora
“Padre celestial, te ruego que levantes líderes que te amen en todos los lugares de influencia en la cultura. Que la Iglesia aprenda cómo entrar en los lugares más oscuros de la sociedad para ser una luz ardiente y brillante para tu gloria.”
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