“Hilos de púrpura son tus cabellos; ¡con tus rizos has cautivado al rey! (Cantares 7:5).
¡Suelo pensar en broma que este versículo deja en claro que la sulamita era nazarea!
No son tus conquistas (tus brazos), ni tu proclama (tu boca), ni siquiera tu ministerio (tus pies) lo que ha cautivado al Rey. Es tu vida devocional interior para él, simbolizada en el caso de la sulamita por el cabello. El Rey, que llevó cautiva a la cautividad, ha sido cautivado por la devoción de nuestro corazón a Él.
Jesús siempre se sentía atraído hacia la ciudad de Betania. ¿Cuál era el imán que lo atraía allí, cautivándolo? Era el hogar de una mujer que había elegido la devoción por encima de sus deberes y que, con su decisión, había cautivado al Rey de reyes. Dios quiere que hagas historia y, también, que cautives su corazón. Conviértete en un imán que atraiga al Rey, y ten una vida devocional apasionada. Esta devoción nunca te será quitada.
Oración intercesora
“Dios, dame un corazón devoto. Quiero un corazón que arda con una pasión inextinguible por ti. Haz que me convierta en un imán que te atraiga.”
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